Mujeres: más hombres que los hombres

De acuerdo, ser treintañera y emocionalmente inestable está de moda y en resumen eres una mujer que cuando te lo propones –y no surgen graves imprevistos- consigues lo que quieres. Pero ¿qué es lo que más se nos resiste? Que el hombre nos seduzca. Es así. Tú te expones, haces ojitos, sonríes, te muerdes el labio, comentas que quieres ver tal película, pero no hay manera: ahí está él, delante de ti, sin darte pistas, sin enterarse de nada.
Tengo una amiga que tiene una extraña teoría sobre la cantidad de testosterona en los hombres de nuestro tiempo y su paulatina disminución en relación con la liberación de la mujer y un aumento de la hormona en nosotras. No sé si la capacidad de observación de mi amiga, las hormonas y sus estudios podrán servir de base científica para dar razones de evolución biológica a esta extraño cambio de actitud en el momento de la seducción, pero lo que sí tengo claro es que las cosas han cambiado;  y mucho.
Hay mujeres a las que la clásica caballerosidad les molesta. Que le abran una puerta y le den paso, que paguen la cuenta en la primera cita o que le sujeten el paraguas en un paseo se convierte en un ataque directo a su persona e indirecto a todas las mujeres del mundo. ¿Por qué? Posiblemente las ideologías feministas que desde los 70 tanto han hecho por la mujer tengan mucho que ver en el asunto. No es mi intención aquí desmerecer lo bueno que se ha conseguido gracias a ellas, pero aun así siempre debe existir límite y este es uno de los casos en los que no se ha respetado, pues es esta ideología la que ha demonizado la caballerosidad y la que, posiblemente, nos haya dejado sin ella a muchas de las que deseamos que siga existiendo. Y es que, como dice el título de una de mis películas preferidas Une femme est une femme («Una mujer es una mujer»Jean-Luc Godard, 1961) digan lo digan… ¿o no?
Biológicamente, como dice la ciencia (y mi amiga) la testosterona es la hormona que más nos diferencia a hombres y mujeres: tenemos menos vello, el apetito sexual es inferior, la agresividad también es inferior, lloramos más y somos más sensibles. Pero igualmente, la biología no ha dejado de demostrar que hayamos sido, seamos y vayamos a ser diferentes en la misma medida, sino que nuestras diferencias se han ido acercando cada vez más, adaptando nuestro adn a las novedades culturales y sociales.  Explica el doctor Hugo Liaño, jefe del servicio de Neurología de la Clínica Puerta de Hierro de Madrid y autor de Cerebro de hombre, cerebro de mujer (Ediciones B) que “el comportamiento humano exhibe una plasticidad que ha permitido al hombre adaptarse a extremos culturales y del entorno y los ha convertido en la especie más exitosa de la historia”, y además que «el influjo de la testosterona cuando el feto está formándose en el útero materno hace mucho más que establecer las características sexuales externas. En concreto, la testosterona potencia un cerebro masculino y la ausencia de testosterona lo feminiza». Creo por lo tanto, que es posible que nuestros cerebros cada vez se vayan pareciendo más. Y no seré yo quien diga lo contrario, pero ¡que no nos toquen el juego de la seducción, por favor!
Para mí hay un hecho fundamental en todo esto, y es que ahora la mujer quiere ser más hombre que el hombre en muchos terrenos, y, vuelvo a repetirlo, no me meteré en los progresos de la igualdad entre géneros y el logro que eso supone para la humanidad, no hablo de eso. Sea como sea, también decir que hablo de igualdad, no de extremos y por eso recalco: más hombres que los hombres: más sexo con diferentes personas, más descaro, más alcohol, en definitiva, más excesos y más abusos. Eso que dice mi abuela de “los hombres están aburridos porque lo tienen todo hecho” tiene mucho de cierto, y si es que, como dice ella también, «si no es con una es con otra”…y posiblemente eso les tenga sedado o adormecido el instinto de supervivencia y con ello cualquier esfuerzo seductor o incluso el radar de detección de interés si no te echas encima a la primera de cambio. Y eso no me gusta.
El otro día, escuchaba en la radio que con motivo del día de San Valentín una asociación de mujeres organizaba unos talleres que se llamaban “Odio el amor” donde enseñaban a las mujeres que asistieran a desmitificar el amor romántico. Explicaron que ayudarían a estas mujeres a no depender del amor para poder sentirse realizadas, pero también que las ayudarían a enamorarse racionalmente; decían que el amor romántico es un producto de la sociedad, que no siempre ha sido así. Sí, enamorarse racionalmente. Espera… e-n-a-m-o-r-a-r-s-e  r-a-c-i-o-n-a-l-m-e-n-t-e ¡¿Pero qué tontería es esta?! Desde luego no hay que depender de tener pareja para sentirse realizado, y que en la historia, lo que sí se ha hecho es elegir pareja racionalmente, acuerdos entre familias, estatus, liberalización de algunas mujeres de yugos sociales, e infinidad de ejemplos, pero enamorarse se ha hecho siempre, siempre, siempre, irracionalmente y con absoluta locura. Y es posible, que este tipo de talleres produzcan mujeres y hombres futuros, ya no sin seducción como nosotros, sino sin amor romántico, y eso es muy triste.

4 respuestas a “Mujeres: más hombres que los hombres

  1. Muy bueno el artículo querida amiga…. Aunque la mayor parte del mismo la comparto….hay otra parte q no. Creo q el hombre no lo tiene todo hecho, ni mucho menos. Creo q el hombre se cansa de ver como » romanticismos a parte» cada vez las mujeres idealizan cosas q ni ellas mismas luego soportan …. Y a mi modo de entenderlo…tampoco quieren. Ejemplo: » mujer de mediana edad….a la q se le supone un grado de madurez suficiente. «. Me encanta q sean cariñosos conmigo»…. Pero luego pretenden, persiguen, anhelan al típico tío malote….q realmente las satisface en el amplio espectro de su significado….. Justificación: «este es solo pa una época»…y los cariñosos…..??? Pa cuando…? .Es por eso amiga mía…. Q creo q no es q nos estemos pareciendo … Sino q a todos nos gusta lo mismo…. Unos nos dimos cuenta hace mucho ( el cariñoso no folla tanto) y otras empezáis a daros cuenta de q vosotras también sabéis hacerlo fácil….a veces esforzarse es un «pa na»

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  3. Yo creo más bien que lo que sucede es que los 30 años ya no son los 20, y que cuando lleguen los 40 verás las cosas desde otro punto de vista.

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